lunes, 27 de febrero de 2017

Los detectores de monóxido de carbono salvan muchas vidas.

El monóxido de carbono lo provoca la mala combustión de elementos como tabaco, petróleo, madera, gas, carbón. El funcionamiento incorrecto de estufas, chimeneas o calderas también lo provoca, así como los vehículos estacionados con el motor encendido.



En cualquiera de los casos, lo más corriente viene provocado por una intoxicación producida por un incendio.

La inhalación del monóxido de carbono provoca la pérdida de conocimiento y la parálisis respiratoria.

Estos sistemas de detección de monóxido de carbono consisten en un sensor que toma lecturas periódicas de la concentración del monóxido de carbono en el ambiente.

Si detecta una elevada concentración del monóxido, automáticamente informara a través de la alarma sonora.

Estos sistemas están predeterminados para espacios diáfanos, donde de forma rápida, se puede identificar la zona de incendio.

En garajes o industrias, los sistemas disponen de una central con un número de sensores y motores de extracción. Los dispositivos hacen una lectura en el ambiente, y se comunican con la central, indicando el nivel de concentración.

Con lo que los motores se activan cuando hay saturación de monóxido en el ambiente, expulsándolo directamente.

Más información en www.extintorescano.es.

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